La justicia de Chuquisaca dictó una sentencia de 30 años de prisión sin derecho a indulto contra J.J.S.L. (27) por el asesinato de Virginia Cruz Paniagua (18), un caso ocurrido en la ciudad de Sucre, Bolivia, que generó amplia repercusión pública por la premeditación acreditada durante la investigación penal.
Según la Fiscalía Departamental de Chuquisaca, el hecho se produjo cuando la joven fue asfixiada en una habitación vinculada al acusado.
Posteriormente, los restos fueron abandonados en la zona de K’atalla Baja, en la ruta hacia Huata.
El Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) estableció mediante autopsia médico-legal que la causa de muerte fue asfixia, con lesión cerebral irreversible derivada de la falta de oxígeno.
Durante los allanamientos autorizados por la autoridad judicial, el Ministerio Público incautó herramientas de corte, material bibliográfico de medicina, un teléfono móvil y prendas pertenecientes a la víctima.
Además, se incorporó como elemento probatorio una nota manuscrita atribuida al condenado, en la que se describían procedimientos para la manipulación posterior del cuerpo, lo que permitió sustentar la planificación previa del delito.
La investigación precisó que dichos apuntes se relacionaban con conocimientos adquiridos durante su formación en enfermería.
El proceso penal culminó con sentencia ejecutoriada, al acreditarse la autoría, la intencionalidad y la secuencia de actos que configuraron el delito de feminicidio, conforme a la normativa boliviana vigente.
La resolución fue emitida por la autoridad jurisdiccional competente tras la valoración integral de pruebas documentales, periciales y testificales.
El caso se registró en 2024 en Sucre, capital constitucional de Bolivia, y fue investigado por instancias especializadas del Ministerio Público y la Policía.
La decisión judicial fija la pena máxima prevista por ley y deja constancia del cierre de la etapa judicial correspondiente al expediente.









